El entrenador de fútbol en las edades más tempranas.
En las edades más tempranas en las que se inicia la práctica y entrenamiento del fútbol, (escuela, prebenjamines es decir 5 a 8 años) hay cuestiones mucho más importantes que el nivel competitivo y técnico al que el entrenador puede hacer llegar al equipo, nuestros éxitos de mayor importancia se darán más en el largo que en el corto plazo y poco tendrán que ver con si quedamos más arriba o más abajo en la clasificación.
¿Por qué un niño comienza a practicar un deporte?
Cuando un niño comienza a practicar el fútbol, generalmente se debe a que este deporte le gusta a él o bien a que le gusta a sus padres. Por supuesto hay otros factores que pueden influirnos a iniciar un deporte concreto, como que tengamos unas instalaciones deportivas del mismo junto a nuestro hogar, que los horarios para la práctica de ese deporte se adapten mejor que el de otros a nuestras otras obligaciones o que los amigos del niño lo están practicando y el quiera compartir esa actividad con ellos.
Una vez se ha iniciado la práctica del fútbol, si pasada la primera temporada el niño y sus padres deciden repetir la siguiente, muy probablemente el fútbol empezará a formar parte de su vida, e iniciaran un camino que podrá prolongarse muchos años siempre y cuando no haya factores que hagan que el niño pierda la motivación, cosa que en muchas ocasiones le llevaría al abandono la práctica del deportiva.
¿Qué debe inculcar el entrenador en esas edades?
Una de las misiones más importantes que el monitor o entrenador de fútbol base tiene es la de mantener encendida la llama de la motivación en el niño para que este siga queriendo practicar el deporte. Evidentemente no hay una formula escrita para ello, y por otro lado cada niño necesita de unos incentivos diferentes para sentirse motivado. Contra menor es la edad de los niños que practican el fútbol, mayor es el valor que estos le dan como modelo a seguir a su monitor de fútbol base por ello este debe aprovechar esa influencia de manera positiva para así no solo transmitir al niño los primeros conocimientos técnicos del deporte sino también para inculcar los valores positivos que el fútbol le puede transmitir y a la vez tratar de hacer que esta actividad sea agradable para el.
Valores de la práctica del fútbol.
Durante la práctica y entrenamiento del fútbol, el niño tiene que enfrentarse a situaciones y sentimientos que a veces son nuevos para él. Aparece una nueva figura “de autoridad” que debe aprender a respetar como es la del entrenador, este, aparte de instruirle en el deporte también tiene que tener una función como educador, complementaria pero nunca sustitutiva a la que tienen los padres.
La aceptación de participar en un deporte en que el éxito es colectivo y no individual le motivará a sentirse parte del grupo y a sumar esfuerzos para lograr objetivos en equipo en un momento de su vida en el que por su edad tiende más a buscar éxitos individuales y a querer destacar en solitario. Por otro lado, aceptar las derrotas y superar el enfado de estar en el banquillo o de cometer errores que influyan en el resultado negativo de un partido también le ayudaran en el crecimiento y la formación de sus valores y a estar mejor preparado para afrontar frustraciones en su vida.
¿Cuál es el objetivo más importante del entrenador de fútbol base?
Tal vez no haya una única respuesta para esta pregunta, o que cada entrenador le dé más valor a un concepto que a otro, pero si esa pregunta nos la hacemos pensando en el desarrollo futuro del niño tanto en el aspecto deportivo como en el emocional, uno de los éxitos más grandes que un entrenador puede tener, más allá de en qué posición de la tabla de la clasificación haya finalizado la temporada es el haber conseguido cohesionar a un grupo que valora al equipo del que forma parte y al mismo tiempo haber logrado mantener y aumentar la motivación de cada uno de los miembros de ese grupo para seguir entrenando y practicando el fútbol en las siguientes temporadas.
No perdamos nunca de vista que cada uno de esos futbolistas a los que entrenamos es un niño, y que el éxito verdaderamente importante no es el nuestro como entrenador sino el suyo como individuo. Muy pocos de ellos llegarán a ser grandes figuras del fútbol, así que sumemos esfuerzos desde nuestro rol de entrenadores a colaborar en conseguir que muchos si lleguen a ser grandes personas.
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